martes, 6 de enero de 2009

La Historia de Mi Egoísmo

Muero.
Muero de una felicidad tan lúgubre, que ya ni los cuervos me visitan de madrugada. El presente es más oscuro que sus ojos y el futuro más cegador que la misma muerte. Tanto brilla el futuro, camino hacia el Sol con los ojos semiabiertos, pero con frío. No me llega acá su calor y el resto de las almas se desvanecen en un segundo. En ese mismo segundo en que miré el reloj y me pareció ver una mirada en sus pupilas. El mismo en el que me escabullí de una imagen i-rradiante, según muchos, de la cual me gustaría destruir el negativo.
Porque he dado un paso atrás. María apagó el candil del porvenir, quedando yo a tientas con mis miedos húmedos.



Me encantaría tener el valor suficiente para decirte que ya no aguanto más. Que es inútil, que a pesar de todo me siento sola.Que colgar el teléfono es un infierno. Que todas mis madrugadas son un suplicio, feliz o no...un suplicio. Que mis amaneceres dejaron de existir cuando te fuiste y que cuando creo despertar... tan sólo fue un delirio producido por el recuerdo de tus pupilas clavadas en mi inconsciencia.
Me pesan los besos, las caricias, me pesa el AMOR, me pesan mis nervios y tus manos tibias.
Quisiera suplicarte de rodillas que regreses; y ya no te marches, porfavor, no te marches...
A veces pienso que estaría mejor siendo para ti aquella perra que degollaba corderos sin piedad, aunque luego se pusiese a llorar como una magdalena. Exactamente cuando no me importaba correr el riesgo de perderte y que cuando no la jodía, la cagaba. Precisamente cuando en mi escala, mis intereses iban por encima de tus intereses.
Pero maldito seas mi amor... esque esa última vez... la última vez destruiste mi egoísmo, descubriendo un dolor prioritario; me dueles. Esa última vez, la convertiste en la última hasta la siguiente, me juraste esperanza infinita hasta nuestro nuevo encuentro. Ahora ya no tengo valor para pedirte que vengas conmigo...

Tú, nosotros; y luego yo.

¿Qué?

¿Que por fin te calmas?
¿Que no temes perder el alma?

¿Tu armario es tan pequeño
que ya no te entra el sueño?
¿Tu almohada está encamada?

¿Y tú obligado a tener
la cabeza en los pies?
¿Los pies en la cabeza?
¿O al revés?

Lo único que sé es que ME DUELEN LAS VÍSCERAS.
Que no río ni en las vísperas.
No me acuses de escribir algo que no vale nada...
porque estoy enajenada
y este dolor que he creado
está algo mareado
y lo cuido y lo mimo con dedicación,
es lo que llaman alienación.
.
.
.
O quizá sólo me estoy convirtiendo en un alienígena.