lunes, 25 de junio de 2007

Roma

Una tarde soleada de verano. Una hermosa joven , un apuesto italiano y dos cremosos helados.
Los ojos de ella negros , blanca la tez y silueta infantil. De gestos delicados , femeninos y aniñados , un toque de oscuridad en su mirada.
Él de ojos verdes , rubio , elegante pero sencillo. Desenvuelto , agradable , ideal.
Los dos caminan a paso lento , disfrutando de las hermosas vistas de la ciudad mientras saborean sus helados. Al parecer el quisiese saborear algo más.

- Un día te enseñaré a bailar tango. - a ella le agrada escuchar ese acento característico del país , su melódica voz y esa gracia propia de él.

La chica sonríe , le da un beso y echa a correr; dobla la esquina. Él corre tras ella; la pierde de vista.

La muchacha no quiere escuchar a su conciencia. No escucha a su pensamiento , que parece ser ajeno a ella en esos momentos.

- Renuncias a un sueño . ¿Por qué?- ella no se arrepiente de nada.

Caminando hacia su casa mira embobada una foto que llevaba en su cartera. Es de un muchacho joven , lindo , con defectos... , real ( aunque inalcanzable ). Ella sólo ve en la imagen la perfección de ese ser.
Abre despacio el portal y toma el ascensor. Tropieza con la vecina por no mirar adelante. Ya en casa , se sienta en una confortable butaca. La chimenea encendida ; arroja la fotografía que miraba al fuego.
Un papelito arrugado en su mano... , el número del apuesto italiano; también deja que las llamas lo consuman. Se acomoda con los pies encogidos en la butaca y saca su cartera del bolsillo trasero de su pantalón ( ella no lleva bolso ) . Está ahí... , por suerte tenía una copia de esa foto.

Se queda dormida observando su sueño roto...

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