En tan poco me acabé.

Oír gotear sobre el metal de la pileta , se cuelan por el sumidero una a una. Voy a cerrar el grifo; en la cocina se me rompe un huevo en las manos. Juego en el baño a deslizar mis dedos por sus membranas.
Ya es noche , no sé que haga aquí. No lo sé. Las ideas ya no me visitan , a nadie ya le importan mis constantes vitales. Al menos a mí no demasiado. Más mariposas revoloteándose en frente de mis narices. No sé qué es lo que pretenden pero lo disfruto. Me siento llena mas mi mente no responde a ningún estímulo. La pared blanca del pasillo perdió todo su encanto. Mi mente no está en blanco , ella repite lo que yo no quiero oír. Quiere que llore y lloro , aunque todos los motivos le parecen pocos.

- Manda a este mundo al diablo , porque yo quiero ir al cielo.

Allá donde brilla Arturo , Júpiter nunca esquiva mi mirada desbocada. Me oyen clamar y no se tapan los oídos. Alcanzado tal punto el cielo me la devuelve. Sólo buena energía y de la rica. Tan bien me sentía hasta que se cobró el sentido de las lágrimas. Tan alienada por éste que todas las incoherencias parecen pocas dada la lógica. Ya no necesito ayuda , solo tengo que dejar que sigan brotando.
Una vez más me imagino el mundo un poco más perfecto. Mas yo no estoy allí.