En cada lágrima que se escurre por mi escote. En tus nudillos , en tu dolor , en tu sangre. En tanto que te metes dentro de mí , en tanto que tus ojos gritan a tu piel se le escapan los llantos. Mientras chillas dices , cuentas , lamentas. Tus labios no pronuncian ningún sonido comprensible , tu actitud lo dice todo. Y todo se convierte en saladas gotitas que resbalan por el pasillo y manchan mis torpes rodillas de líquido rojo.
Que me digas te digo. Nacer , morir... hay quien dice que es todo lo mismo , cambiar de existir. No te pido que creas en Dios mas puedes tener fe en mí.
Existo , existes. Tan fácil como ahora extiendes tu mano para tocarme. Abrázale tantas veces como puedas. Cuando marche existirá y si no me crees te lo demostraré.
Ya cuando tu primera célula se partió a la mitad te habían pensado como muy poco el cuádruple de veces. Cuando se te pierde algo sabes que sigue por ahí , en alguna parte. Aunque hayan fundido el oro para hacer una sortija , tú recuerdas cómo era antes de haberlo perdido. Sientes cada molécula de su metal , cada impureza en su cuerpo. Sabes que tu memoria no se ha inventado nada.
No me pesa tu cabeza , te pido que seas tú quien la recline sobre mi hombro. Lo mío son solo daños colaterales. Sigo aquí y permito que te pierdas mientras te encuentres pronto.
Más sangre , cristales rotos , paredes derribadas , muros en ruinas.
No hay tiempo de más , luego te veo , amor.
.
.
.
Pero qué hiciste... ¿Qué coño hiciste?
El beso no fue como el que habían esperado en la madrugada. La bofetada de después tampoco.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario