viernes, 3 de agosto de 2007

Allá abajo.


Se observa un impecable y blanco cuarto de baño . Preparado uno de agua bien caliente , el espejo empañado en vaho. Sin decir palabra entran con cautela al cuarto dos mujeres sin más ropa que sus respectivas capas de terciopelo granate. Una de las mujeres trae una paloma en las manos y la otra va dejando sus huellas bermejas en los puros azulejos del suelo. Mientras se despojan de sus capas y se van metiendo en el óxido de hidrógeno se intuye un hombre tras la puerta. Éste no se ha esforzado demasiado con la vestimenta. Tan pronto pone un pie en la fría y húmeda cerámica vuelve atrás y tras un minuto de susurros del rozamiento de sus ropas se aproxima a la bañera totalmente desnudo. Porta un brillante cuchillo de plata dispuesto como para defenderse de algún imprevisto que pudiese surgir. Sentado tranquilamente en una recargada silla , un mago cristiano. Parece estar totalmente sumido en un extraño y profundo sueño , fumando en su pipa de brezo y con los ojos como platos , absorto por el ritual. Una vez los tres luciferinos remojados , la primera degolla a la paloma con el arma blanca. Luego se mira , orgullosa , reflejada en el metal precioso. El líquido que los baña es ahora rosado. El hombre no duda en relajarse mientras el mago se lamenta del imposible regreso a su Edén. Entonces el filo de plata recorre con fuerza la espina dorsal de cada uno de los personajes bañados en sangre. Dos de ellos le ayudan con unos estiramientos a la mujer de la paloma. Sentada con los pies cruzados , empujan su espalda hacia adelante mientras el corte se ensancha en su lomo y su cabeza queda sumergida en el líquido coloreado. Estaban eufóricos y presentían que la realidad subyacente se manifestaría. Así estuvieron unos treinta segundos cuando brusca y súbitamente la mujer se levantó sobre sus dos piernas y abandonó el ritual. Los otros dos individuos parecían estar asqueados. En estos momentos suena en la mente de nuestra amiga poco devota una hermosa melodía al laúd. Ella sigue buscando su flor azul.
Je le remercie mon ami.


2 comentarios:

BELMAR dijo...








Desde hace tiempo decidí habitar otro planeta, el contacto son mis blogs...



Luego de mojar su pálido rostro y ordenarse frente a un espejo roto y sucio, se deslizó por la calle desierta hasta el bar en donde sus compañeros de toda la vida continuaban poetizando el hígado y disfrutando de una delicada melodía jazz. Entró al viejo local, besó a cada uno en la mejilla y volvió a la calle en silencio. Continuó sin prisa hacia su destino, sin dejar nada al azar: orinó en la puerta del Museo y se alejó por entre casas y escombros mientras recordaba los tiempos de La Internacional. Fue desde aquel frío amanecer que nadie volvió a ver su caminar inexacto por las calles de la ciudad...



BELMAR





Santiago Jiménez Ramírez dijo...

De verdad estás tan lejos?