martes, 4 de septiembre de 2007

Meigas na noitiña.

Me emputa despertarme de madrugada con esta desatinada sonrisa forjada en los labios. ¿Quién se queja? Sonrisas prometidas son sonrisas regaladas. No sé si afectarán en algo las lunas de plástico del techo.
Sonrío; a mis dos angelitos , ya que los fantasmas no se atreven a visitarme cuando me encuentran demasiado solitaria.

No sé en qué me afectan las miradas de besugos y se humedecen mis ojos en lágrimas - que quizá no sean convenientes de derramar - en cada ocasión que tengo de ver aunque sea un brote de hierba tierna. Y la verdad es que siempre he sido partidaria de preservar esos paisajes bonitos , esos lugares mágicos en los que puedo sentir amor por todo lo que me rodea , pero siempre me empeñé en no lanzarle besos al pescado.

Sé que se sienten por alguna parte - aunque mi confusión me está pareciendo excesiva - pero cuando pienso en mí , cuando pienso en el momento en que no esté yo aquí para sentirme en parte alguna ni observada por nadie , pues no quisiera pasármela enamorada de mi deforme reflejo. Si pensamos en nosotros mismos - y es que no se ve igual desde fuera que desde dentro - tan triste nos parece pensar en desaparecer - lo que parece lo más lógico la mayoría de las veces - que la lógica se nos escapa y los secretos nos los llevamos a la tumba , pretendiendo quizá allí confesarnos con nuestro perdido amigo. Pero ... " ¡Nunca más!" - me susurran.

Por todo esto , una decide abstenerse a creer , pensar u opinar en nada relacionado a este tema y más en mi situación , que se me hace un tanto peligroso.

Y remato , aunque no venga a cuento , me maravillo al ver la gente que me quiere , pues tristemente no suelo darme por aludida hasta tarde para esas cosas. Y no quiero disculpas y prometedme que nada de lo que hagáis será "por mí" , pues sigo sin creer en el altruismo.

De madrugada , ya me cansé y como por arte de magia perdí la conciencia.

"Serán as meigas..."

3 comentarios:

Centinela dijo...

Por mucho que pesen no han de morir en una tumba; y es que debajo de lápidas de mármol y granito no quedan ni las cenizas de lo que algún día fue.
Según me comenta mi memoria, he escuchado de renaceres, pero nunca de morir dos veces (y sí, sí.., yo sé, renacer implica morir más de una vez, pero ya ves... cada quien dice lo que le viene en gana, desde la perspectiva que quiere, sin importar la cordura que esté en juego).
Sentirse pasto, sentirse un árbol. Considérate afortunada si te topas con un pequeño rincón alejado de vida, - al menos de la tuya -, donde la ciudad deja de ser ciudad y donde uno deja de ser gente, para evolucionar en algo mucho mejor, supremo y sublime... que trae consigo el conteo paulatino de las frías gotas de lluvia que caen + los cristofué que se posan sobre sus ramas... el tronco centenario del árbol que más tarde murió de pie. O al menos así debería de ser.

Centinela dijo...

Ah sí, me gustaron tus letras; ya sabes... creo que pocas son las veces que te lo digo, y eso no se justifica.

YO no me voy a disculpar.
TÚ no te des por aludida.

;)

Anónimo dijo...

senor patilla?